Mark Steyn.- George W. Bush pronunció un discurso sobre Iraq en el que intentó apropiarse de la analogía histórica más preciada por la izquierda: "Entonces como ahora, la gente argumentaba que el verdadero problema era la presencia de Estados Unidos y que si simplemente nos íbamos de allí, la matanza terminaría. Muchos argumentaron que si nos marchábamos no habría consecuencias para el pueblo vietnamita…"
El primer ministro camboyano, Sirik Matak, a quien el embajador norteamericano ofreció asilo, dijo: "No puedo irme de una manera tan cobarde. Nunca creí ni por un momento que tendría esta idea de abandonar a un pueblo que ha elegido la libertad. (...) Cometí el error de creer en vosotros, los americanos". De modo que Sirik Matak se quedó en Phnom Penh y un mes más tarde fue asesinado por los jemeres rojos, junto con 2 millones de personas más.
Como Irán nos recuerda hoy, la retirada de Vietnam dejó como herencia perdurable que los enemigos de Estados Unidos se envalentonaran. Siria invadió el Líbano poco después de la caída de Saigón, después de que su dictador hubiera dicho despectivamente a Henry Kissinger: "Habéis traicionado a Vietnam. Algún día venderéis Taiwán. Y estaremos por aquí cuando os canséis de Israel."
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viernes, 31 de agosto de 2007
Las verdaderas lecciones de Vietnam
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