Daniel Pipes nos apunta que el candidato Obama practicó el Islam en su juventud; su padre era musulmán. Y el actual Obama, o bien sigue siendo musulmán, o bien es un apóstata. Lo segundo sería muy mal visto por el Islam, pues sabido es que éste condena a muerte a los apóstatas. Y lo primero resultaría, cuando menos, irónico. Un musulmán a la cabeza de los USA. Adiós a la guerra contra el terrorismo, claro.
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