Cada noche, en Iraq, las Fuerzas de Operaciones Especiales norteamericanas realizan una docena de raids contra células terroristas. Al día siguiente, el General David H. Petraeus -máxima autoridad militar en Bagdad- lee sus informes. Las misiones realizadas están sujetas a un importante escrutinio por parte de Washington, quien decide si las unidades de élite han de centrarse en el grupo autodenominado Al Qaeda en Mesopotamia -cuyos miembros son fundamentalmentes no iraquíes- o si la mayor amenaza proviene de grupos suníes o chiíes. En todo caso, el 80% de las operaciones se dirigen contra objetivos terroristas ligados a al-Qaeda. "Nos centramos en los elementos que causan mayores problemas, actuando contra objetivos muy específicos", afirma un funcionario norteamericano en Iraq.
La elección de objetivos depende de la Inteligencia disponible. "Vamos tras los terroristas que tenemos una alta probabilidad de capturar", dice la misma fuente. Los equipos de Operaciones Especiales están desplegados a lo largo de todo el país, para poder responder con mayor rapidez a las informaciones que vayan surgiendo. Las principales unidades de Operaciones Especiales se encargan de realizar tareas de limpieza: descubrir depósitos de armas, capturar células que fabrican bombas que después serán utilizadas en atentados, rescatar a rehenes civiles y eliminar a líderes terroristas. Leer más...
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